jueves, 27 de junio de 2013

De superhéroes va la cosa.

Todo el mundo adora a los superhéroes, esas personas que siempre salvan el mundo, en cualquier circunstancia, aunque sus vidas se estén desmoronando. Pero en ningún momento les preguntan sobre cómo se sienten realmente, nadie se pregunta si a Batman le gusta vivir en una cueva o si a Spiderman le dan miedo las arañas. O simplemente qué piensan segundos antes de salvar el mundo. Porque nadie sabe el vértigo que se siente al tener el poder en tus manos, saber que el futuro depende de ti y de tus acciones. Es como sentirse al borde de un precipicio tan alto que ni siquiera se ve el fondo, te quieres alejar de su boca, pero no puedes, es un vacío que te atrapa y no te deja salir, produciendo un frío tan intenso que hiela hasta el último centímetro de piel que te cubre.

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