Me gusta mi soledad, no quiero salir de ella porque eso implicaría
darme de frente con la realidad de la que intento huir, esa realidad en la que
sólo hay desilusiones y dolor. Sé que esto no se trata de un camino de rosas,
nunca lo ha sido, y si lo fuera, me negaría a recorrerlo, porque a fin de
cuentas, todo sería más aburrido. Lo mejor de todo esto, es que ya no duele, sólo
se siente un ligero cosquilleo cada vez que lo recuerdas, pero ya no pasas
horas llorando por lo sucedido.
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