Si quieres experimentar lo que se siente al morir, pero
siguiendo con vida, sin necesidad de celebrar funerales o que tu familia te
guarde luto, prueba a amar a la persona que más te odia o a demostrar amistad a
la persona por la que te mueres cada día. Sólo entonces podrás saber lo que es
morir sin haber muerto, vivir sin llegar a vivir o sonreír aunque no te haya
parecido gracioso.
Lo más difícil de asimilar en esa situación es que la
persona por la que sientes todo eso no se entera de nada y sigue como si nada
en su vida. Y si acaso le importas, él sabe disimular perfectamente todo lo que
siente.
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